Shemale Escort Review: Hanna Marks; Física y Química Shemale en Valencia
Autor: El Vengador tóxico
Mucho tiempo sin estar con una de nuestras chicas, quizá más de 12 meses, entre la crisis y los años que voy cumpliendo mi agitado ojete se ha ido tranquilizando y sólo se reserva para experiencias refinadas, de gourmet, a el éxito y el placer garantizado.
Hanna Marks viene con cierta frecuencia a Valencia, había estado tres veces con ella y los encuentros siempre me habían dejado satisfecho, pero lo de ayer fue el éxtasis sexual. Al medido día de en medio de la canícula estaba haciendo unas gestiones por el centro, paré a tomarme unas cañas para refrescarme y pasé por la patio del piso donde se trabaja. Recordaba la puerta de otros encuentros allí y subí con seguridad. Me abrió un efebo que a petición mía hizo desfilar a las chicas que estaban disponibles, sólo 2, en un piso que anuncia 9, pero eso era un trámite para mí, era como el que va a su restaurante de referencia y lee toda la carta para que los jugos gástricos se estimulen pero tiene su plato favorito decidido desde que entró. Así que le pregunté por Hanna, mi añorada Hanna, la flor de la pasión desmedida, me contestó estaba en la ducha y que la apremiaba en salir y a los 2 minutos entró con una toalla como única prenda y el cuerpo húmedo todavía, sin maquillaje, natural, bellísima, imponente, se acordó de, mí y un morreo fue la forma de expresar ese recuerdo. Pagué lo pactado, el precio estándar de una hora, y volvió hasta no haberse ido todavía pues su recuerdo perdura y me acompañará por semanas y, tal vez, meses.
Su físico es imponente, exuberante, rotundo, lleno de curvas, faltaba saber si conservábamos la química, y vaya que sí. Una hora de sexo desmedido que empezó con besos y caricias, para seguir con sexo oral de mi a ella, de ella a mí, beso negro profundo mutuo, sentir esa lengua en mi esfínter me vuelve loco. Nos besamos sentados en la cama, en esa posición nos chupamos los pies, me folló con su pie y luego lo volví a chupar, le devolví el favor, más besos ensalivados, lenguas que recorrían caras, pechos pezones, mordiscos al límite del dolor en los míos, cachetes en la cara, hasta salivazos intercambiamos por todo el cuerpo. Todo fluía natural, la atracción de dos cuerpos gozosos que se reencontraban tras mucho tiempo evocándose.
Me senté en la ducha y me orinó en la boca, cuando estaba llena me ordenó no tragarla y me besó intercambiando su precioso oro líquido. Siguió con su lluvia mientras un bote de cerveza helada caía por mi cabeza. El paroxismo del sexo, al acabar se puso a cuatro patas y le volví a comer el ojete hasta que los carrillos me dolían mientras le masturbaba su pene imperial, duro, grueso y rocoso como el tronco de un roble. Luego me senté sobre el y poco a poco comenzó a atravesándome como un cuchillo hace con la mantequilla helada, cabalgó, empujó y llegó a golpear en mi próstata con violencia cuando ya no podía más se levantó y se vació su simiente blanca, abundante y caliente en mi cara, luego se introdujo mi pene a punto de estallar en su boca hasta derramar mi semen. Un cálido beso blanco puso fin a un combate en que ella puso su fantástico físico y entre los dos mantuvimos la química, esa que permitió que el sexo fluyera natural, libre, sin peticiones ni saltos.
Estuvimos a gusto los dos, la media hora siguiente en que estuvimos acostados en la cama acariciándonos y cariñosos lo reafirma, el efebo tocaba la puerta por el tiempo trascurrido e hicimos caso omiso a su petición, no deseábamos separarnos, hablamos de la vida, de las ilusiones, los miedos, los proyectos, los clientes que necesitan drogas para follar cuando el sexo está en el cerebro, ese es el principal órgano sexual, donde radican pasiones, miedos, fantasías y temores y que dominándolo se asciende al paraíso del éxtasis.
Gracias Hanna, el futuro está por escribirse y seguro que nuestras líneas vuelven a cruzarse en más ocasiones, con la naturalidad y libertad que siempre lo han hecho, el sexo contigo es un río de placer, caudaloso, con tramos plácidos y tranquilos que preceden cataratas violentas, caídas libres que vuelven a serenarse y acaban desembocando en un tranquilo mar azul de felicidad.
Added on December 22, 2016 at 12:00 am